Ciudad de México, 10 sep (EFE).- La leyenda del jazz mexicana Tino Contreras falleció a los 97 años dejando tras de sí un enorme legado y una huella imborrable en la cultura, recibiendo un cálido adiós del mundo artístico.
La esposa y mánager del compositor, Monna Conti, informó en redes sociales del fallecimiento del artista de un infarto este jueves, y desde entonces ha compartido notas de prensa y fotografías de los dos: “Forever and always. Por siempre y para siempre”, ha escrito este viernes junto a una imagen donde aparecen los dos -casados desde 1987- sonrientes y abrazados.
Nacido el 3 de abril de 1924 en la ciudad de Chihuahua, el músico debutó en 1932, a los ocho años, tocando la batería en una orquesta.
En 1935 inició estudios de piano en Chihuahua con el maestro Chicho Gámez y trabajó en otras orquestas.
En 1939 emigró a Ciudad Juárez, donde formó el grupo Los Cadetes del Swing, tocando en bailes de salón principalmente.
Posteriormente formó una orquesta y en 1946 visitó la capital mexicana, donde fue contratado como baterista de la Orquesta de las famosas Caravanas de Paco Miller para realizar una gira junto a celebridades como Pedro Infante y Germán “Tin Tan” Valdés.
UN NOMBRE EN EL JAZZ
En 1954 fue llamado para participar como baterista en la primera producción del género del jazz en México.
El 1957, “en pleno apogeo de su carrera como acompañante de orquestas, toma la decisión de dejar su orquesta comercial y consagrarse totalmente al género del jazz. Junto a un pequeño combo de jazz, realiza una gira por varios países de Centroamérica”, detalla la Fonoteca de México en su biografía.
En 1959 grabó su primer disco y participó en el Primer Festival Nacional de Jazz, realizado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De 1959 a 1966, el artista obtuvo siete Copas de Oro como mejor baterista de jazz.
En la década de los 60 fue invitado al Indiana Jazz Festival de Evansville, en Estados Unidos, y llama la atención de la prensa estadounidense.
Además, compartió escena con jazzistas de talla internacional como Duke Ellington.
En esa etapa realizó sus primeras giras en Europa y Estados Unidos. Y estrenó en el Palacio de Bellas Artes obras musicales.
En la década de los 70, y tras varias giras exitosas, emigró a Buenos Aires, Argentina, y luego a Sao Paulo, Brasil.
Entre 1979 y 1991 “es objeto de múltiples reconocimientos por su destacada labor, fomento y proselitismo musical”, recuerda la Fonoteca.
Incombustible, Tino Contreras dedicó las últimas décadas de su vida a la enseñanza musical y sin dejar de componer “logrando un acervo de más de 1.500 obras en diversos géneros musicales, además de 53 producciones incluyendo seis reediciones”.
En 2011 recibió el Premio Trayectoria 50 años y más por su aporte enriquecedor al patrimonio cultural mexicano, por parte de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
EL MUNDO DE LA CULTURA SE DESPIDE
“Se fue uno de los grandes: Tino Contreras, leyenda del jazz en México que contagió de alegría e inspiración a muchas generaciones de artistas. Con sus creaciones tocó las notas del mundo. Con su música explicó la vida misma”, ha manifestado este jueves la secretaria de Cultura, Alejandra Fausto, en redes.
Mientras que el área de Cultura de la UNAM ha pedido “un minuto de silencio para escuchar la festiva potencia de la batería del gran Tino Contreras”, quien “consumó la apropiación de numerosas influencias para lograr una mixtura alucinante”.
El compositor Antonio Sánchez, ganador de varios premios Grammy, ha declarado que Tino Contreras fue un “innovador incansable” y su adiós supone una “gran pérdida” para México.
“El jazz pierde hoy a uno de sus grandes, y la Fonoteca Nacional a uno de sus amigos más cercanos: el inolvidable Tino Contreras (1924-2021)”, concluye el ente musical. EFE
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